sábado, 17 de abril de 2010

Inspiración ajena

En la escena musical se pueden considerar tres clases de canciones: las originales, las versiones y los plagios.

Las canciones originales son aquellas fruto de la inspiración del compositor. En los 80, década de gran inventiva, predominaron este tipo de temas.

Las versiones son temas realizados por aquellos autores faltos de originalidad que deciden dar un toque diferente, y normalmente más actual, a una canción que ellos admiran. Es, y sigue siendo, muy habitual, versionar grandes canciones tecnopop de los 80 y darles un toque más bailable. Muchos temas dance de los 90 y 2000 emplean esta fórmula, previo consentimiento del autor original. El título de la canción permanece por lo general inalterado. La creativa del autor consiste únicamente en dar un enfoque diferente a la canción que la haga más atractiva para el público actual, lo cual a veces consiguen y otras no (a veces más bien logran generar síncopes a los puristas).

Por último están los plagios, aquellos temas que pretenden ser originales pero que en realidad se sirven parcialmente de la inspiración ajena. Se trata de un hurto intelectual en toda regla, en el que un día un autor escucha una canción con alguna parte que le gusta y decide apropiarse de ella para su nuevo tema musical, eso sí, pero que no se entere nadie -ni siquiera los sabuesos de la SGAE-. Por ello cambian el nombre de la canción y utilizan esa parte de la melodía a la cual ellos no han podido llegar por sí mismos.

A su vez, dentro de esos plagios los hay de dos tipos: flagrantes y sutiles. Es flagrante, por ejemplo, la copia melódica que hizo Dream Project con su canción Take a Chance en 1995, el mismo año que Amen! UK lanzó Passion, una de nuestras favoritas. En este caso fue una buena idea, con esa espídica melodía el tema de Dream Project no puede más que salir ganando -lo que no sabemos es si Amen! UK salió ganando algo-. Comparemos.

Otro plagio evidente es el de Veronica con I Can't Get Enough (1999), que desde el comienzo nos suena a Gala y su Come Into My Life (1997), desde el tono de su voz a la batería de graves que acompañan el tema.

Sin embargo hay plagios más difíciles de discernir. Esa sutileza se muestra en el tema Golden Child del compositor español DJ Sammy, donde cambia el género y hasta el idioma, pero aún eso se detecta el empleo de la misma melodía y tono de un tema de Mecano, Aire, en el inicio de la canción. Al tratarse de dos temas españoles no sabemos si aquí intervino la SGAE o sólo deja sus actuaciones para los Alcaldes de Zalamea y el canon digital.

Por último, y ésta ya es de nota, la sutileza de los valencianos Megabeat en apropiarse de un escueto trozo melódico del tema How much are they? (1981), de Jah Wobble, para convertirla en la melodía principal de su éxito Es Imposible, No Puede Ser (1990). Revisad si no el tramo que empieza en el 2'45'' del tema de Wobble, quien seguramente diría, al escuchar el tema de Megabeat: "Es imposible, no puede ser", en clara alusión a su incredulidad ante un plagio tan bien realizado.


R.O.C.

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